¿Por qué queremos una biblioteca LGBTTIQ+ y feminista? Porque saber también es una deuda. Una deuda con un pasado que merece ser conocido y reconocido; una deuda con un presente combativo que necesita conocer sus flancos, sus pares, sus compañeres y sus contrapartes; una deuda con el futuro y sus infinitas posibilidades. Nos urge encontrarnos en la serenidad de la palabra, en el acceso  al conocimiento de nuestra propia cultura y, cómo no, con el costado placentero, cotidiano, dulce y descarado que atraviesa casi toda nuestra producción intelectual. La memoria y la pulsión puestas sobre la mesa (o en las estanterías) al alcance de quienes quieran expandir la propia mirada.

Simone de Beauvoir y  Beatriz Preciado, Ernesto Meccia y Mauro Cabral, Monique Wittig y Alejandra Pizarnik, Batato Barea y Susy Shock, Pablo Pérez y Valeria Flores, Ioshua y  Effy, les genies que se suman, les amigues que publican, les grandes que nos faltan. Somos todo eso en su justa medida: lo que sabemos, pero también todo lo que nos falta por saber. La familia de la casita está trabajando continuamente para decantar y clasificar el material que hoy tenemos, buscando concretar un espacio de conocimiento gratuito, sistematizado y abierto a toda la comunidad; una labor infinita (tan infinita como la cultura misma) que se motoriza,  no solo con la organización de Sasa Testa y Elías Marín, sino  también con la colaboración de todes les que quieran aportarnos algo.

Mientras más material tengamos, más diversa y rica será la biblioteca. Así que, si tenés algo que quieras donar a CasaBrandon, solo tienes que acercarte a Luis María Drago 236 (Villa Crespo- C.A.B.A) cuando estemos abiertos al público (fijate en nuestras redes sociales) o coordinar algún otro momento para venir a conocernos a través de contacto@brandon.org.ar . Aceptamos libros, revistas, documentos, fanzines y fotocopias, en formato físico y digital.

Vamos a seguir haciendo de la casita un espacio de construcción. Un espacio para estar, para divertirse y encontrarse con amigues, para comer y para brindar, un lugar para escucharnos, entendernos, formarnos y – ahora también – un lugar para leernos. Acá tendremos para todes el medio pan y el libro. Y el amor – amor, por supuesto.