Talleres, cursos, actividades por WhastApp, musicalización en vivo y hasta un festival, son algunas de las actividades que los espacios culturales vienen realizando a través de sus redes para seguir en contacto con sus comunidades.
Confinados a la imposibilidad de abrir sus puertas, los espacios culturales de la ciudad despliegan estrategias para subsistir, como la venta de bebidas por delivery en algunos casos, y en tiempos donde el aislamiento desactiva el encuentro social, traducen parte de su programación al lenguaje digital para poner en circulación contenidos culturales participativos y visibilizar prácticas artísticas y a sus creadores.
Talleres, cursos, actividades por WhastApp, musicalización en vivo y hasta un festival, son algunas de las actividades que los espacios culturales vienen realizando a través de sus redes para seguir en contacto con sus comunidades.
Sin embargo, detrás de la virtualidad, se formulan preguntas: ¿cómo garantizar la subsistencia del espacio pero también de artistas, gestores, productores? ¿Es reemplazable el encuentro cara a cara?