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Ni hombre ni mujer: cada vez más jóvenes evitan ser encasillados

Son jóvenes que esquivan las categorías binarias de varón-mujer y construyen identidades menos estáticas, a la medida de su deseo.

Sabrina le ceden el asiento en el colectivo, a Santiago le dicen “campeón” o “jefe” por la calle. A Sabrina/Santiago le da igual que la/lo traten de ella o de él; de hecho su apariencia puede sugerir ambas cosas. O ninguna. Pelo corto, remera unisex, pantalón ídem, no busca ser ni él ni ella, sino que se define como “género fluido”. “No me puedo encasillar ni como varón ni como mujer, no me siento hombre ni mujer. Uso a veces otro nombre, Santiago, independientemente del que figura en mi DNI, que es Sabrina, pero no cambié mi documento ni tampoco creo que lo haga. Me resulta indistinto que me traten como él o como ella, no me genera ninguna incomodidad”, asegura Sabrina Testa (tal como figura en su documento), de 31 años, que enseña castellano, literatura y latín y que, cuando escribe o chatea, evita que sus palabas definan género. Ni chica, ni chico: chicx.

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